Joan Robinson (discípula de Keynes) proponía que todos
los bachilleres estudiaran Economía y Estadística para no dejarse engañar por
los políticos. Me acordé de esta propuesta cuando oí a nuestro Presidente anunciar
a bombo y platillo que los últimos datos de Eurostat confirmaban que la economía
española estaba subiendo como un cohete
Una persona con buenos fundamentos empezaría por escoger
el mejor indicador para cada caso. La evolución del empleo/desempleo sería un
candidato adecuado para ilustrar del binomio “progreso económico y bienestar
social”. Los resultados no cambiarían. Eurostat confirmaría que, tanto en términos
de PIB como en empleo, la economía española está creciendo por encima de la
media europea.
Un comentarista neutral se limitaría a observar que es el
resultado esperable cuando se parte de una tasa de desempleo que casi dobla la
media de la UE. Las distancias se han reducido en los últimos años, pero España
sigue sosteniendo el farolillo rojo.
A continuación habría que analizar si, tras la última
reforma laboral, los datos españoles y europeos son comparables. No lo son. La
nueva figura del “trabajador fijo-discontinuo” lo distorsiona todo. La EPA
deberá preguntar a los ciudadanos cuántas horas trabajan al año y cuántas
desearían trabajar. Me temo que los resultados no pasarían el filtro político.
Otra prueba de la ignorancia e hipocresía de los
políticos se aprecia en la presunción de que son ellos quienes generan empleo. No.
Solo las empresas crean riqueza neta y trabajos sostenibles. Los puestos públicos
se pagan aumentando la presión fiscal que bien podría recortar la inversión
privada.
Contar la verdad sobre el carro de la economía española
es el primer requisito para transformarlo en un automóvil moderno en el que
quepan más personas y vayan más seguras. Superar la media de la UE a 12 requerirá
años y políticas más sensatas.
La Tribuna de Albacete (27/05/2024)