domingo, 19 de noviembre de 2023

Gran Hermano

En 1948, pocos años después de escribir Rebelión en la Granja, George Orwell publicó su segunda distopía: Gran Hermano (GH). Deseaba advertir de los errores y horrores de una sociedad organizada desde arriba, como la que él mismo defendía años atrás. Una breve descripción de los ministerios armados por el GH bastará para apreciar que los peligros anunciados se hacen más reales en la era de internet con un autócrata al frente.

El Ministerio de la Verdad es el más importante. En la cúspide de una pirámide de 300 metros, el GH trazaba las líneas rojas que separan la verdad de la mentira y el bien del mal. Sus funcionarios trabajaban en una neolengua basada en eufemismos y principios contradictorios que les permitirían salir al paso de cualquier denuncia. El Ministerio de Propaganda se encargaba de borrar de la hemeroteca ideas obsoletas al tiempo que vendía las nuevas.

Correspondía al Ministerio de Educación estructurar la mente de los súbditos desde su más tierna infancia. A los niños, como polluelos, se les arrancaba de sus familias para ser instruidos en el manual del GH. Sorprendentemente, los contenidos, de este manual iban reduciéndose edición tras edición.  “La ignorancia es nuestra fuerza”, era uno de los lemas del GH.

El Ministerio de Orden Público consistía en un escuadrón de espías. Para evitar cualquier retroceso en los ideales revolucionarios, era necesario controlar todo lo que los súbditos decían, escribían y pensaban.  El miedo a un enemigo externo era otra estrategia para mantener la obediencia ciega de los súbditos. Al final se descubrió que esos enemigos y esos ataques estaban organizados por el propio GH.

La economía estaba dirigida por el Ministerio de la Abundancia que responsabilizaba de la pobreza a factores externos mientras convencía a los súbditos que todo lo que comían era un regalo del GH.

¡Cualquier parecido con la realidad NO es pura coincidencia!

La Tribuna de Albacete (20/11/2023)