Queridos
lectores de la Tribuna de Albacete. Me llaman “tipo de interés” y me voy a
tomar la licencia de contarles cómo he influido en su vida. La mía es una historia
llena de sobresaltos y, a mi entender, bastante injusta.
La
década de los ochenta se caracterizó por los altos tipos de interés. Aquello
era un no-vivir. ¿Recuerdas? Tú no te atreviste a comprar una vivienda pues el interés de los créditos hipotecarios superaba el 15%. En los noventa,
los bancos centrales (BC, que son quienes regulan el mercado monetario)
apostaron por tipos bajos. Lamentablemente la caída de los tipos disparó el precio
de los activos. La casa que antes de costaba cien mil euros pasó a valer tres
cientos mil. ¡Ya van dos décadas sin casa propia!
Alguien
te explicó que en la primera década del siglo XXI el negocio consistía en
comprar terrenos y acciones para revenderos unos meses después con fuertes
plusvalías. Y así fue. Pero cuando ibas a materializar tus plusvalías llegó la
crisis de 2008 y la burbuja explotó en tus manos. Ni siquiera se libraron los
bancos y gobiernos que hubieron de ser rescatados por el BC. ¡La de exámenes que
suspendiste durante tu carrera universitaria por no saber que el tipo de
interés no puede bajar a cero y que el BC no puede prestar de forma directa y
por largo tiempo a bancos y gobiernos! Pues, mira, desde el 2014 no ha hecho
otra cosa. El tipo oficial alcanzó niveles negativos.
El
aumento de liquidez parecía contentar a todos, "embriagar" sería la palabra
adecuada. Pero tanto dinero en circulación acabó presionando sobre la inflación
de bienes y servicios. Desde el lado de la oferta, diversos factores se
coaligaron para disparar el precio de la energía. La inflación ya es de dos
dígitos. Aunque mañana acabara la guerra y se desinflara el precio del gas, necesitaremos
varios años para doblegar las expectativas inflacionistas.
Ayer
el BCE subió el tipo de interés 0,75 puntos porcentuales, y declaró su
intención de continuar subiéndolos mientras persistan las expectativas
inflacionistas. Malos augurios para las familias que desean contratar un
crédito hipotecario o para los gobiernos que han de refinanciar su deuda a un
interés creciente.
¿Entienden
ahora por qué me llaman el aguafiestas?
La Tribuna de Albacete (12/09/2022)