lunes, 14 de febrero de 2022

Diálogo entre un político y su conciencia

 

El buen político y el buen surfista tienen una cosa en común: saben aprovecharse de las olas propicias. La última consiste en crear una comisión “independiente”, para juzgar los abusos de la iglesia católica a menores. Tras varios meses con la comisión a cuestas,  el político (*) oye la voz de su conciencia (-)

-¿Y de qué ha servido?

* Ha conseguido su objetivo fundamental: desprestigiar a la iglesia frente a los pocos (o no tan pocos) que todavía confían en ella.

- ¿Reconocerás, al menos, que el negocio de las comisiones se os han ido de las manos?

* Sí, por culpa de un traidor, el Congreso autorizó la investigación de los abusos a menores por parte de sus señorías. Además, cada partido tenía derecho a elegir una comisión “independiente” para investigar al partido rival. Cualquier político podía ser condenado si una persona le acusaba de haberla “tocado” antes de cumplir 18 años.

- ¡Los resultados estadísticos fueron de escándalo! Mientras que el porcentaje de sacerdotes abusadores en los últimos 50 años no llegaba al 1%, el porcentaje de parlamentarios superaba el 50%.

* Pero no acabó ahí la cosa. Tan entretenido resultaba el juego de las comisiones que alguien propuso: “¿Por qué centrarnos en el sexto mandamiento? Analicemos los delitos de odio incluidos en el quinto”. En el Hemiciclo se instaló una cámara dotada de inteligencia artificial. Tras analizar las caras de sus señorías, la máquina sentenció que el 100% de los diputados acumulaban niveles de odio tres veces superior al permitido por la ley. Sólo se libró el diputado dormilón.

- ¿Y cómo piensa que acabará el experimento?

* Te lo diré cuando analice el informe de la Iglesia que acabamos de recibir. Nos agradece el haber recordado a la ciudadanía la importancia de cumplir los mandamientos de la ley de Dios. Concluye que, si uno quiere participar de la inteligencia y justicia de Dios, antes ha de trabajar por conseguir un corazón sensato y misericordioso como el suyo.