La filosofía griega y la
escolástica cristiana enfatizaron los trascendentales del ser (la
verdad, la bondad y la belleza), así como la ley natural (no matar, no
robar, no mentir). Todo ello radica en la dignidad de la persona humana. Kant,
el filósofo de la modernidad, habló de unos imperativos categóricos que
emanan de la razón humana y que, también, se presentan como valores universales
e incondicionales. La sociedad se autodestruiría si los principios que rigen mi
conducta egoísta o la de gobernantes corruptos se convirtieran en norma
general. Si tú eres el único que roba es posible que te hagas rico en poco
tiempo, pero si robar se convierte en moda, todos acabarán siendo unos miserables.
Los tiempos han cambiado … para
nuestra desgracia. Hoy todo es bello, incluido lo más vulgar y asqueroso. Todo
es bueno si sirve para mi bien o el de mi partido. Todo es verdadero, lo que
implica que no podemos distinguir entre la verdad y la mentira. Solo tenemos “opiniones”
que pueden cambiar de un día para otro, aunque ataquen el veredicto de la ciencia
y de una conciencia libre del propio interés. La decadencia de nuestro
tiempo se explica por olvidar la verdad y sus principios, por normalizar el
relativismo y el pragmatismo.
Si el lector lee las páginas políticas
de cualquier diario, se topará con una retahíla del siguiente tenor. La OCU
descubre una red mafiosa que se enriquecía en la adjudicación de obras públicas.
Los delincuentes niegan categóricamente tales cargos, borran el contenido del
móvil y denuncian la manipulación de las fotos y audios incriminatorios. Cuando
se sientan acorralados por la opinión pública, alegarán que cualquier medio es
bueno si les ayuda a mantenerse en el poder. En los mítines políticos asegurarán
que la alternativa sería una vuelta a la caverna de la mano de los partidos de
la oposición.
El relativismo y pragmatismo han
triunfado en la política. Los conformistas se consuelan esperando que esos
grupos se devoren unos a otros. Yo aprovecharía la espera para apuntalar los pilares
de la convivencia tanto a nivel institucional como personal. ¿Pero cómo hacerlo
se hemos sepultado la familia y la religión?
La Tribuna de Albacete (15/12/2025)